viernes, 7 de octubre de 2011

Megaminería: la diversidad de resistencias



Sin dudas, quienes son imprescindibles en las resistencias para lograr legislaciones prohibiendo la megaminería a cielo abierto en la Argentina, son las organizaciones territoriales. En efecto, las asambleas de autoconvocados que desde 2003 se expanden por todas las poblaciones cordilleranas y patagónicas cumplen el rol primordial en lo que se ha conseguido hasta este momento: prohibición en ocho provincias (se acaba de sumar Tierra del Fuego), no otorgar licencia social en varias regiones, la ley de presupuestos mínimos de cuidado de glaciares y la fuerte campaña para lograr una ley general. No obstante esta lucha desde hace casi diez años está acompañada por muchos otros sujetos que complementan, difunden, concientizan en las grandes urbes, la necesidad de no cumplir el destino que la geopolítica internacional –con sus grandes actores económicos– nos tiene deparado.
Esta constelación de “sujetos de lucha” incluye organizaciones no gubernamentales, universitarios, científicos e intelectuales, abogados, periodistas, cineastas, religiosos (hubo en 2009 una declaración de obispos patagónicos que tuvo poca difusión), artistas, algunos legisladores y personalidades que por una trayectoria de coherencia y resistencia, tienen peso específico propio como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Norita Cortiñas y Eduardo Galeano.


Hace unos días la organización Conciencia Solidaria presentó un nuevo video que se denomina Basta ya, donde intervienen 22 artistas que en esta ocasión, en lugar de mirarnos con sus conocidos rostros para hablarnos de las consecuencias de la megaminería (como en uno anterior), entonan una pegadiza canción donde con distintos ritmos y maravillosas voces nos van mostrando los territorios y lo que sucede una vez instaladas estas empresas.
Julieta Díaz, Axel, Nacha Guevara, Natalia Oreiro, Soledad, Suna Rocha, Nicolás Pauls, Lalo Mir, Soledad Villamil y muchos otros, con esa carga de sentido que llega emocionalmente a quien tiene que llegar, generan ese grito que muchas veces quienes recorremos aquellas regiones y conocemos el sufrimiento social, queremos emitir e invitar a muchos a hacerlo con nosotros: ¡Basta ya!
Estos días esos ritmos y esas voces están sonando por muchas radios de periodistas de muy distintas posiciones políticas, lo que nos demuestra que lo que pedimos limitar nos atañe a todos los argentinos. Los músicos y artistas llegan a las poblaciones y a los jóvenes por el talento y el afecto que han sabido cosechar en sus carreras; muchos contaron emocionados cómo sus amigos empezaron a interiorizarse del tema cuando los oyeron. Así también muchos universitarios que nos consideramos sujetos de resistencia, con toda la objetividad y rigurosidad que nos otorgan nuestras disciplinas (pero sin neutralidad) desactivamos en un nuevo libro una serie de “mitos” que la propaganda minera usa para conseguir la licencia social de las poblaciones. Esos mitos –“da trabajo, no contamina, se instala en territorios desérticos de nula producción”, etc.– son desmontados uno a uno con información de fuentes oficiales por geógrafos, economistas, sociólogos, abogados de distintas universidades nacionales que tienen una fuerte experiencia en sus oficios de investigadores.
Y de eso se trata, cuando una parte de la población nacional considera que una actividad hipoteca el futuro del país, nos daña por más dinero que deje, cada uno desde sus distintos lugares de trabajo y de vida, puede contribuir a persuadir a las autoridades a modificar rumbos, sacar leyes, limitar la voracidad de actores poderosos. Todo esto es lo que nos brinda la democracia y también la decisión política de dejar expresar la disidencia, sin represión; y eso no es poco y debemos mantenerlo a rajatabla pues estamos enfrentándonos a actores muy poderosos.

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