sábado, 25 de julio de 2015

Experta: El zar ruso Alejandro falsificó su muerte y vivió 39 años más como monje en Siberia


La hipótesis de que el zar ruso Alejandro I podría haber falsificado su muerte y vivido otros 39 años tras tomar los hábitos ha sido confirmada, según una grafóloga rusa.
Tal conclusión se desprende del análisis de los manuscritos del zar, famoso por vencer al emperador francés Napoleón Bonaparte e incorporar Polonia y Finlandia al Imperio Ruso, y de Fiódor de Tomsk, un misterioso asceta de Siberia canonizado por la Iglesia Ortodoxa.  
La presidenta de la Sociedad Grafológica Rusa, Svetlana Semiónova, sostiene que el estilo de letra de ambos pertenece a una única persona, informó la agencia RiaTomsk.
"La única diferencia es que por la escritura del anciano de 82 años vemos que fue sumido en la vida espiritual, por los arcos o círculos que aparecen en las letras. Pero los rasgos cruciales son semejantes en todos sus manuscritos", dijo la experta citada por 'Siberian Times'.
Según la versión oficial, el emperador Alejandro murió de tifus el 1 de diciembre de 1825 en Taganrog.
El asceta Fiódor apareció en la ciudad siberiana de Tomsk 12 años más tarde. El monje, que dijo ser un 'sin techo' y no acordarse de su familia, hablaba varios idiomas y tenía maneras refinadas.
Zar Ria Novosti
Los rumores de que Fíodor de Tomsk podría haber sido el zar Alejandro fueron mencionados por el célebre escritor León Tolstói, quien citó circunstancias extrañas que envolvían la muerte del emperador.
Entre ellas, que Alejandro no mostró signos de enfermedad alguna antes de su muerte, que falleció lejos de su casa y que los testigos del funeral aseguraban que el aspecto del zar había cambiado drásticamente con el fallecimiento, por lo que los responsables se apresuraron a cerrar el ataúd.

Asimismo, antes de su muerte el monje Fiódor entregó cartas diciendo que contenían su enigma. Los esfuerzos para descifrarlas no han brindado una conclusión definitiva. Tras su muerte en 1864 los rumores solo se intensificaron.
El zar Alejandro III guardaba el retrato de Fiódor de Tomsk junto con los de sus antecesores reales, según relató el profesor Andréi Rachinski, del Instituto Nacional de Idiomas y Culturas Orientales en París. 

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