domingo, 19 de julio de 2015

Paraguay: Tierra de agua, latifundio e injusticia

En guaraní, el sonido humano más básico refiere el nombre del agua: “Y”, una suerte de “i”latina cerrada y entre dientes, como haciendo referencia de lo imprescindible, el elemento indispensable para el acompasado respirar, un simple hecho de vida.


Foto: el acuifero guarani, se extiende por el territorio de cuatro paises

En la tierra bilingüe de Paraguay, vivir dignamente es una lucha de resistencia, virtud bien ganada en la población paraguaya, tanto desde la época en que los súbditos de la monarquía española invadieron “La Tierra sin mal”, como también ante la infame Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) impulsada por Gran Bretaña y, pocas décadas después, una fratricida confrontación con los bolivianos, debido a los intereses de las petroleras ESSO y Shell sobre el Chaco Boreal (1932-1935).

Las heridas debieron sanar en el suelo que en el idioma guaraní refiere a una tierra de aguas, zona hídrica por bendición del dios Ñamandú.

El mestizaje heredó el idioma, los saberes y conocimientos propios de los originarios y de los invasores españoles, dando lugar a una mezcla que hoy se denomina “Yopará” o “spanishguaraní suramericado”, que es capaz de dedicar una tonalidad dulce y armoniosa ante el amor, como también lanzar dardos turbulentos contra las injusticias y empujar la lucha.

Varios momentos de la resistencia se sucedieron en tiempos modernos, colocando el perfil paraguayo ante el terrorífico poder del dictador Alfredo Strossner que gobernó por casi 35 años (1954-1989) dejando hombres y mujeres desaparecidos, encarcelados, exiliados y mucho miedo para conversar libre y abiertamente. La lengua se había convertido en el arma silenciosa, que poco a poco ha ido saliendo a luz y elevándose grupal, colectiva y tenazmente.



Tras la caída del dictador, sobrevino el Gobierno de los neoliberales y neostronistas, envueltos en mantos de cinismo, latifundio, agronegocio, transgénicos y mercantilismo sin escrúpulos, hasta arrojar poblaciones completas a los cordones urbanos o al desfile de inmigrantes en Europa y Estados Unidos, mientras el FMI aplaudía la obediencia y el país hallaba razones místicas al empobreciendo de las grandes mayorías. Hasta que en el 2009, Fernando Lugo el ex obispo de la Teología de la Liberación gana las elecciones presidenciales al frente de una coalición variopinta entre centro izquierda y derecha tradicional, que rompe con la hegemonía de 61 años en el poder del Partido Colorado.

En esta primavera política que envolvió a poco más de 6 millones medio de habitantes, las comunidades urbanas pobres y el sector campesino en particular fueron visibilizadas y escuchadas por el nuevo Ejecutivo, pero el conservadurismo, la rancia oligarquía junto al poder de jerarquías militares pro estadounidenses movieron el tablero institucional con un diagrama propio de los laboratorios extraterritoriales y prepararon la emboscada.

El 22 de junio de 2012 el guión del “Golpe Blando” desgarró la democracia republicana de Paraguay luego que Fernando Lugo fue llevado a Juicio Político debido a la masacre en las tierras malhabidas de “Curuguaty”, donde fallecieron 11 campesinos y 6 policías, tras un desalojo que produjo el veredicto final, calificando de culpable al mandatario por “traer el caos y la lucha de clases entre compatriotas”.

Mercosur y Unasur emitieron sanciones políticas contra el Gobierno que en ese momento pasó a cargo de Federico Franco, quien en poco más de 8 meses entregó permisos para productos transgénicos, firmó contratos millonarios, que lo convirtieron en uno de los hombres más ricos del país y la Monsanto resultó altamente beneficiada , mientras la irritación general se apoderaba de los movimientos campesinos, urbanos y ecologistas.

Desde el 2013, gobierna el cuestionado empresario Horacio Cartes afiliado al Partido Colorado, viejo patrimonio de oligarcas, latifundistas y narcopolíticos, quien sin pudor elaboró un slogan “Usen y abusen del Paraguay” y ordenó gastar unos 6 millones de dólares para recibir al Papa Francisco a mediados de julio, generando turbación en la ciudadanía que acumula el hartazgo por la corrupción, el surgimiento de fuerzas irregulares con perfiles más cercanos al paramilitarismo que a la insurgencia popular y el incremento de organizaciones criminales que operan en varias regiones del país. Paraguay hace agua por todos lados…

Leticia Marinoni es periodista y productora del programa de radio “Surco Paraguayo”.

Fuente: El Diario de Nuestra América, Julio 2015, Investig’Action


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