domingo, 26 de julio de 2015

"Rusia es el mayor obstáculo para los planes de Occidente de una guerra sin fin"


Los acontecimientos en Siria ya demostraron que Rusia es el mayor obstáculo para los planes de Occidente de librar una guerra sin fin para lograr dominar el mundo. Por este motivo, eliminar a Vladímir Putin y sustituirlo por un presidente títere se ha convertido en el objetivo principal de los neoconservadores occidentales, opina el periodista y escritor británico Neil Clark.
En su artículo para RT Clark señala que los planes neoconservadores para un cambio de Gobierno en Rusia son anteriores a la actual crisis en Ucrania y al conflicto en Siria. De acuerdo con el periodista, estos planes se remontan a 2003, cuando se hizo evidente que Vladímir Putin estaba totalmente dispuesto a defender los intereses legítimos de Rusia. El punto de inflexión fueron las acciones tomadas contra oligarcas corruptos rusos con fuertes vínculos con Occidente.
Según el experto, esta cruzada anti-Putin fue llevada a un nuevo nivel cuando Rusia se atrevió a bloquear los planes de Occidente para cambiar el Gobierno de Damasco.

Ucrania, por su parte, es el país donde los neoconservadores intentaron obtener su venganza por haber visto frustrados sus planes en Siria, afirma el escritor. Según señaló en un artículo anterior: "El cambio de poder en Kiev patrocinado por EE.UU. finalmente permitió a Occidente cumplir lo que ha sido su sueño desde hace más de 10 años: sancionar a Rusia. Así, según Clark, la postura de 'mano dura con Rusia' que siempre han estado pidiendo finalmente se ha convertido en la política oficial de EE.UU. y los principales países de la UE. La demonización del presidente Putin en Occidente se ha convertido en "su corriente principal".
Los neoconservadores instigaron una "nueva guerra fría" con Rusia que se suponía iba a debilitar la economía rusa y provocar en el país una ola de protestas contra el Gobierno al estilo Maidán, escribe el periodista. Sin embargo, según han demostrado varias encuestas, su táctica fallida solo ha impulsado la popularidad de Vladímir Putin, que actualmente se sitúa en el 90%. El experto señala que esta cifra una vez más demuestra que las posibilidades de que Occidente logre sus ambiciones de cambiar el Gobierno en Moscú son tan ilusorias como lo era la perspectiva de encontrar las armas de destrucción masiva de Sadam Husein en Irak.

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