jueves, 10 de marzo de 2016

La prensa de derecha y los golpes de estado

Medios de comunicación golpistas en Argentina

El proceso acelerado de concentración de medios de comunicación tiene consecuencias muy serias para la inmensa mayoría de la población. Estos aparatos mediáticos son destructores: de la pluralidad, de la democracia, de la soberanía, de las estabilidades republicanas. El mundo debe enfrentar esta colosal guerra ideológica basada en la distorsión y la mentira, creando un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación.
Por Beatriz Chisleanschi. Entrevista al semiólogo mexicano Fernando Buen Abad. “Los medios organizados de derecha se convirtieron en arma de guerra ideológica y comenzaron a operar como aparatos golpistas”. Buen Abad tiene la simpleza y claridad de los que mucho saben y con esa cadencia característica de los mexicanos expuso sin esconder nada, su pensamiento en torno a la comunicación dominante en nuestro continente y en el mundo y la que deberían construir las fuerzas progresistas, populares o revolucionarias.
Asesor de líderes como Manuel Zelaya, Hugo Chávez o Evo Morales, por nombrar algunos, el semiólogo e investigador hace tiempo que batalla en torno a la urgencia de conformar un Frente Latinoamericano de la Comunicación Emancipadora.

La vigencia del Informe Mac Bride

-¿Por qué un Frente Latinoamericano de la Comunicación Emancipadora?
-Si bien la problemática comunicacional no puede acotarse a América Latina, esta propuesta del Frente Latinoamericano tiene que ver con la unidad de las lenguas. Se supone que hablamos en los mismos códigos y en los mismos subsistemas semánticos y que el conjunto de características y problemas son más o menos los mismos. Este análisis tiene un documento madre que me parece muy importante estudiarlo, discutirlo y analizarlo que es el Informe Mac Bride. Era el año 1980 cuando un grupo importante de discusión se planteó el problema de la comunicación a nivel planetario y entonces ya había tres o cuatro advertencias tan vigentes hoy como el primer día que se plantean:
1) Que el proceso acelerado de concentración de medios iba a tener consecuencias muy serias para la democracia.
2) Que iban a ser destructores, especialmente de la pluralidad.
3) Que ante un solo mundo debían elevarse Voces Múltiples lo que exigía la creación de un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación.
-¿Qué pasó con la concreción de ese Informe que fue ampliamente consensuado?
-Tomando entonces ese documento y algunas experiencias que se dieron en América Latina, pudimos ver que las fuerzas progresistas, las fuerzas revolucionarias del continente necesitaban también habilitarse con herramientas de comunicación. Y cada cual en sus distintos frentes y niveles entendió y entiende que su lucha incluye la lucha comunicacional. El problema que surge de todo este paisaje es que no se ha logrado una imbricación concreta y real de todas esas experiencias, no hemos podido ni siquiera sistematizarlas en términos de poder leer qué pasó con cada una y qué contribuciones hizo. Y esto no lo digo con ánimo de descalificación a los esfuerzos que se han hecho, pero lo que es verdad es que en el territorio político presentamos una debilidad muy grande.

La necesidad de crear una Plataforma Continental Comunicacional y la Nueva Operación Cóndor Mediática

Fernando Buen Abad es también director de cine, licenciado en ciencias de la comunicación, miembro del Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx y del Comité Científico de la Asociación Mundial de Semiótica, entre otras.
Para Abad los acontecimientos políticos que se dieron en el continente luego del “Caracazo”, donde surgieron gobiernos progresistas de la mano de líderes como Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Néstor Kirchner, Rafael Correa y por supuesto la presencia de Fidel Castro, deberían haber creado, “y aún tenemos esa posibilidad”, una Plataforma Continental en materia de Comunicación.
-¿Cuál sería el rol de esa Plataforma?
-Los medios organizados de derecha se convirtieron en un arma de guerra ideológica y comenzaron a operar como aparatos golpistas. Entonces he venido proponiendo una cumbre de presidentes en materia de comunicación para discutir de manera regional un problema que no se puede resolver de manera local. Es lo que insisto en caracterizar como la nueva Operación Cóndor Mediática que aprovecha las novedades en el escenario de lucha. Tienen mayor velocidad y mayor ubicuidad y entonces poseen el control territorial. Estamos ante una nueva ofensiva mucho más brutal, acelerada y descarnada en materia de comunicación donde con total desparpajo van y cierran canales, prohíben señales o echan gente, no sólo en la Argentina, es un problema de toda la región.
-¿Y entonces?
-A la luz de esta mirada nos queda solamente la fuerza de las bases que de una manera u otra han venido organizándose pero que desarticuladas se vuelven muy frágiles. Entonces la respuesta a esta lógica debería ser, unámonos que es la deuda que nos tenemos en los frentes progresistas, en los frentes de izquierda. Debemos pasar a una organización. Tenemos puntos de coincidencia acerca de donde está el mal, quien es el enemigo, de dónde parten todas las ofensivas. Sabemos que hay laboratorios de guerra psicológica trabajando que se disfrazan de agencia de publicidad, que hay dos en España, dos en Italia, otras en Miami; sabemos que se llaman JJ Rendón, Durán Barba, tenemos muy caracterizada la operación y sin embargo no logramos articularnos ante eso. Nos merecemos una linda autocrítica científica para evaluar lo que no hicimos y lo que tenemos que hacer.

Conformar un marco jurídico-político comunicacional continental

-La mayoría de los líderes latinoamericanos que nombró recién llegaron al poder a pesar de los medios concentrados y las experiencias de comunicación propia o revolucionaria nacieron después. ¿Cuál sería entonces la incidencia de estas experiencias?
-Es relativamente cierto que los medios nacieron después de los gobiernos, pero también es relativamente cierto que muchas otras nacieron antes y que abonaron, enriquecieron y fertilizaron el caldo de cultivo y por eso hubo una emergencia muy rápida al calor del lenguaje que se pusieron en sintonía. Había en Venezuela, desde el Caracazo, barrios donde se estaba haciendo trabajo de resistencia desde la comunicación y que cuando asume Chávez (Hugo) se ponen a trabajar juntos. Hay muchos casos así en América Latina. De todas maneras el resultado es pobre, pues a sabiendas que tenemos todos esos recursos no se logró crear una gran potente corriente que permitiera consolidar esta plataforma de frente de lucha.
-¿Qué problemas observa a la hora de conformar esta Plataforma?
-En principio si queremos medios independientes, tenemos que preguntarnos ¿independientes de quién o de qué? porque en algunos casos parecería que nos vuelve dependientes de los estados, así sean estados progresistas. Hay que garantizar las condiciones para que los compañeros puedan crecer en esos medios independientes ver con qué políticas.
-Otro problema es el de la dependencia tecnológica que es muy seria porque el día que nos corten el chorro de la tecnología nos quedamos mudos.
-También hay un problema muy importante que es el de la formación. Nosotros tenemos, según la Felafac (Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación), 1.000 escuelas más o menos en todo el continente. ¿Qué pasa con la teoría y la epistemología de la comunicación? ¿Qué es lo que nos enseñan? ¿Cuántos de los compañeros que están hoy conceptuando una batalla comunicacional profunda vienen inyectados con un santoral de escuelas de pensamiento que entre otras cosas han ignorado la historia misma de la lucha comunicacional del continente? Necesitamos una nueva epistemología en clave de lucha.
-¿Qué papel jugarían en esta propuesta las leyes de comunicación que se sancionaron en algunos países?
-Precisamente, el otro gran problema es que no hemos creado una Plataforma Política- Jurídica Continental, cosa que nos urge porque entre otras cosas hay que someter a regulación jurídico política el problema del linchamiento mediático de los líderes que son victimados por una alianza comunicacional de la derecha que obra con total impunidad.

Debemos armar nuestros propios guiones y crear nuestro vocabulario

-En oportunidades anteriores ha manifestado una preocupación especial vinculada a la batalla semántica…
-Efectivamente, hay una batalla semántica que dar. Se trata de denominar al mundo con nuestras claves de pensamiento, con nuestra movilización de ideas revolucionarias, con la imaginación puesta en la ruta de cambiarle el nombre a esto que nos han puesto. Si denominamos el mundo con el vocabulario de ellos, le estamos haciendo un favor inmenso. La construcción de nuestra agenda debe tener una expresión concreta. Invito a todos a preguntarnos ¿dónde están nuestros guionistas que están escribiendo nuestros programas de radio de medios alternativos, que están diseñando documentales o haciendo cine o televisión, o que escriben los noticieros nuestros?, y ver si el vocabulario que estamos usando está a la altura de las batallas que estamos librando.
-A la hora de armar nuestros propios guiones ¿Cuánto juega la apropiación que el sistema capitalista ha hecho de la plusvalía en el plano simbólico y de las ideas?
-Creo que se trata de una lucha también en el campo de la semiótica. La guerra simbólica es una de las fases de todas las guerras que ha tenido grandes triunfos porque nos han convencido precisamente de que no existe, cuando lo que es verdad es que sí está. Está toda esta superestructura simbólica que nos permite ver que ahí hay un rendimiento, esa plusvalía simbólica de la que hablabas. El rendimiento además tiene objetivos y ahí está la parte más dura sobre la que hay que trabajar a fondo, ahí requerimos una semiótica para la emancipación.
-Cómo ve este paisaje a futuro?
-Si logramos se capaces de contar con un cuerpo político que nos permita profundizar respecto a qué hacemos nosotros en materia de comunicación, entonces podríamos hacer un trabajo eficaz, movilizador, organizador y multiplicador.
Beatriz Chisleanschi, lic. en ciencias de la educación, periodista, editora de La Nave de la Comunicación

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